jueves, 8 de marzo de 2012

Mujer

Hay mujeres que arrastran maletas cargadas de lluvia,
Hay mujeres que nunca reciben postales de amor,
Hay mujeres que sueñan con trenes llenos de soldados,
Hay mujeres que dicen que sí cuando dicen que no.
Hay mujeres que bailan desnudas en cárceles de oro,
Hay mujeres que buscan deseo y encuentran piedad,
Hay mujeres atadas de manos y pies al olvido,
Hay mujeres que huyen perseguidas por su soledad.
Hay mujeres veneno, mujeres imán,
Hay mujeres de fuego y helado metal,
Hay mujeres consuelo, hay mujeres consuelo,
Hay mujeres consuelo, mujeres fatal.
Hay mujeres que tocan y curan, que besan y matan,
Hay mujeres que ni cuando mienten dicen la verdad,
Hay mujeres que exploran secretas estancias del alma,
Hay mujeres que empiezan la guerra firmando la paz.
Hay mujeres envueltas en pieles sin cuerpo debajo,
Hay mujeres en cuyas caderas no se pone el sol,
Hay mujeres que van al amor como van al trabajo,
Hay mujeres capaces de hacerme perder la razón.
JS

Aprendamos y enseñemos. Seamos respetuosas y hagámonos respetar. No seamos sumisas, pero cuando reclamemos lo que merecemos hablemos educada y decentemente. Sigamos nuestros sueños, no perdamos las expectativas, pero seamos pacientes. Seamos fuertes pero no perdamos la sensibilidad. No se nace mujer, hay que llegar a serlo. Brindemos por todas ellas que lo intentan exitosamente día a día. Feliz día para ellas.

sábado, 14 de enero de 2012

Uno de tantos

“..lenguaje: maldito y bendito a la vez, el que nunca descansa, el que desenmascara todo, el que te sitúa en algún espacio del mundo, el que te da identidad. También el que te hace mostrar la hilacha.. ¿Es este una mortaja, una camisa de fuerza? ¡Cómo nos coercionaba, cómo nos amordazaba! Aún hoy me sorprendo siendo víctima de mis prejuicios. ¿Alguien cree que uno se libra de la educación que recibió? Uno no se libra, se rebela, pero nunca llega a ser del todo independiente.”

“Concesión. Qué de peligros encierra esta palabra. ¿Hasta dónde conceder sin vulnerar seriamente la identidad, sin perder definitivamente el respeto?”

“..estamos poco acostumbrados a E-LE-GIR, entrampados en nuestras dependencias, desde las económicas hasta las afectivas.”

“Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor.”

“El sexo. Lo que a veces añoro es una intimidad determinada con un hombre, una forma de apretar una mano, de reclinarse sobre un cuerpo seguro, de esconder la cara en un hombro, gestos típicamente femeninos, con miles de años de aprendizaje detrás.”

“No hay fortalezas inexpugnables, sólo hay fortalezas que no han sido suficientemente asediadas.”

“Me acusan de ser antisocial e indiferente hacia los demás, de haber renunciado a las ventajas que me rodeaban para desentenderme de los otros. Un epitafio para mi tumba: Egoísta, pura y dura. Me acusan de fóbica. De rechazar deberes y convenciones, de escapar del mundo conocido por no soportarlo. También han dicho que soy una misántropa, que detesto al ser humano, que me he convertido en ermitaña por la vanidad de considerar al otro indigno de mi cercanía. Que le doy la espalda al afecto de la gente porque la única estima que me interesa es la propia. Me acusan de pedante porque el mundo me sobra, puesto así, no dejan de tener razón. Pero yo podría replicar que hay una aspiración detrás: el desapego.”

“Aspiro a alcanzar la más amplia liberación que pueda lograr, que imagino será siempre menor a la que quisiera. Siento que la vida comienza a fluir. Fluye y la palpo. Y aminora el miedo a la muerte. No lamento tener sesenta y un años. Casi diría que al contrario: esta edad me ha permitido la quietud, un nuevo sosiego. No importa el pasado, ya sucedió. No existe el futuro. Brindo por lo único que de verdad poseemos: el presente.”

_Simona_

Muy difícil la tarea de definir lo que la libertad realmente significa, palabra que carga el costo de años y años de lucha. Yo soy una precursora de que las palabras las definimos nosotros mismos mediante la pragmática, en cada momento que las sacamos de los libros para darles vida. Cada uno decide lo que libertad es, y si la mía está en juego, no voy a pelear contra el desapego a la sociedad.

miércoles, 4 de enero de 2012

El fin de un ciclo

Todos en algún momento tenemos esa necesidad, que puede corresponderse con el fin de año, de “poner en una balanza” todo lo vivido en un tiempo respectivo. Son formas de medir nuestras experiencias felices, y nuestros fracasos de alguna forma también; es también alimentar las excusas de nuestras responsabilidades ignoradas, lamentar los sueños frustrados y proyectar unos nuevos; es la forma de comparar entre nuestras conquistas y nuestras batallas perdidas.

Algunos justificarían la necesidad de eternizar los no numerosos momentos felices para poder así sobrellevar los momentos de transición e incertidumbre. Otros dirían que nadie debería ligar su felicidad a un motivo externo a su persona para no convertirse en esclavos de algo ajeno, o que deberíamos aprender a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida y llenar nuestros vacíos internos con lindos recuerdos.

Yo creo que la vida es un “ida y vuelta”, que todo tiene sus pros y sus contras, que somos nosotros los responsables de aprender en cada instancia lo que ella nos propone. Debemos fijarnos metas, pero debemos estar dispuestos a cambiarlas. Porque lo que nos hace hoy feliz, puede que no sea lo mismo que mañana. Debemos estar dispuestos a enfrentar los obstáculos; nadie nos enseña realmente cómo comportarnos en cada situación, pero debemos estar dispuestos a reconocer nuestros errores y a pedir perdón, a aprender a actuar como corresponde. Nos reímos del jorobado, sin saber que es el peso de la vida el que está acarreando. Encontraremos el camino más pedroso que libre, pero sólo depende de nosotros levantarnos más sabios que antes.

Son los silencios los que importan más que las palabras, son las miradas las que valen más que las sonrisas. Somos nosotros quienes elegimos con quien caminar el camino, qué camino recorrer y si nos tiramos al abandono o no. Somos nosotros quienes activamos nuestros mecanismos de defensa. La vida se trata de ceder, cedemos ante cada persona con la cual nos relacionamos, pero cada uno decide cuales son los propios límites. No importa para que lado tire la balanza, no importa cuáles sean los caminos que elijamos, lo que importa es que seamos felices, sin subestimar la palabra.

En fin, ese necesidad de medir el cierre de un ciclo. De sentir que nuestra vida vale la pena, que no estamos en este tierra por nada, y que en el fondo, todos tenemos un objetivo de vida. A fin de cuentas, eso es lo que importa.. que las cuentas cierren.

domingo, 2 de octubre de 2011

Limitados los ilimitados

¿Será que realmente existe la independencia? ¿Será que no existen limitantes de nuestra libertad? Mi propuesta hoy es reflexionar acerca de cuan independientes somos realmente, de cuan libres somos. Es que si pensamos en libertad, nuestro primer stop es la sociedad. De ahí el famoso dicho: “nuestros derechos terminan en donde comienzan los del otro”.

Los límites determinan nuestra forma de vivir, de pensar y hasta de hablar. Es que cuando hablamos, construimos nuestro discurso a partir de los discursos de los otros, utilizamos las palabras que hemos escuchado de otros y creamos nuestro punto de vista a partir de las ideologías de otros. Estamos limitados lingüísticamente por naturaleza, y esto sucede con cada aspecto de nuestras vidas.

Partiendo de la idea de vivir dentro de los límites, están quienes tienen miedo a sobrepasarlos. Están quienes han aprendido en su vida a respetarlos y romper con esas cadenas significa una aberración. Están aquellos quienes a través del tiempo, han aprehendido a vivir con ellos, aquellos quienes las costumbres y la rutina limitan su vida. Muchas veces es el miedo a lo nuevo quien nos limita a seguir nuestros sueños. El miedo a dejarlo todo, a jugarse la vida, el miedo a perder lo que tenemos, o hasta el orgullo son también limitantes naturales.

Es que dentro de esta sociedad en la que vivimos, nos acostumbramos a llamar corajudos a aquellos que siempre hicieron lo que quisieron, que nada los detuvo y que lograron conseguir lo que soñaron, aquellos quienes nunca cesaron de imponerse metas y de cumplirlas. Nos acostumbramos a admirar a esas pocas, pero existentes personas. Aprendimos a envidiarlas desde la comodidad que la vagancia o la rutina nos proporcionan. Sin saber que cada uno de nosotros puede ser uno de ellos. Todos, de una forma u otra, sufrimos de los efectos que provocan en nosotros los límites. La diferencia es que algunas personas saben cómo jugar con ellos de forma que no afecten nuestros objetivos. Algunos no le tienen miedo a las consecuencias, saben que habrá más límites que respetar más adelante y más consecuencias con las que lidiar, y que en cierta forma romper los límites es liberarse, es evolucionar.

Si volvemos algunas décadas atrás, y viajamos a través de la historia, podemos encontrar situaciones y circunstancias que nadie se hubiese permitido considerar en determinados momentos. Pero siempre hubo un valiente, un rebelde que rompió con los esquemas de la época. Es gracias a ellos que hoy podemos hablar de homosexuales, de feministas y de diversidad multicultural, entre otras cosas. Considerando el estado de la sociedad actual, algunos le llamarían involución del hombre, yo prefiero, para bien o para mal, evolución.

Personalmente, tuve la suerte de conocer a una de esas personas,a una de esas valientes.. y es a ella a quien le dedico hoy este texto..

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Ciudadano del mundo.

“Mientras más se acerca el momento de la partida, más nervioso estoy. Preparo las valijas tras resolver el dilema de qué llevar y qué no. Controlo la documentación, está todo. Llega el momento de la despedida, los voy a extrañar. Los nervios aumentan. No sé que me espera del otro lado del mundo, y eso me hace entrar en pánico. Pero estoy decidido, me voy de viaje.”

Estamos presenciando la aparición de esta nueva cultura. Hasta somos cómplices de ella. El surgimiento de este nuevo movimiento a través del cual la gente joven vive hoy experiencias culturales desligadas de todo territorio, tal como los intercambios culturales o los viajes de mochilero.

Una vez más, somos testigos de los actos producidos por estas generaciones criadas por la mismísima globalización. No es fácil para nuestros abuelos por ejemplo, entender porqué querríamos dejar el país e irnos a vivir un mes, tres meses o hasta un año a otro lugar. Ellos seguramente nacieron en una época en donde este tipo de cosas eran impensables, donde la casa donde nacías era la misma en donde morías. En una época donde las cosas que comprabas duraban toda la vida y donde aquellos que dejaban el país eran exiliados.

Aún así, debemos aceptar que el hecho de “salir de casa” no sólo nos abre la mente, sino que nos proporciona nuevas experiencias, nuevas sensaciones. Nos enseña a manejarnos solos, a respetar otras culturas y a comprender otras formas de vida.

Hoy existen múltiples opciones para aquellos que del mundo, ciudadanos pretendan ser, para esos aventureros natos y aquellos soñadores incansables. Tanto las propuestas públicas como las privadas brindan hoy una gama exquisita de ofertas. Y tantas son las personas que se suman constantemente que ya se considera una forma de vida o hasta una profesión: la del viajero.

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_ Hay otro punto, un tanto interesante y digno de mencionar. Como parte de esta juventud, me veo implicada en esta realidad que considero, entre otras cosas, necesitada de un cambio. Son los jóvenes, quienes en busca de un horizonte mejor, históricamente han luchado por lo que consideran justo y necesario. Es por eso, que hoy ruego porque esa esperanza que tengo en la gente y en que algo podemos hacer para cambiar esta historia, no me abandone nunca. Por eso considero que viajar por el mundo, te abre los ojos y te da fuerzas para una lucha que no acaba nunca.

Por último quiero compartir con ustedes una cita de Marcela Serrano: “Qué fácil resulta sintetizar la enormidad de una difícil experiencia y decisión en una palabra tan inofensiva como partir; sólo un verbo de seis letras.” Yo he viajado, y puedo decirles que esta frase tiene mucho de verdad. Dejar todo y salir a recorrer el mundo puede ser más duro de lo que se imaginan. Pero más allá de todo, tengo que admitir que viajar es una experiencia única, es la forma más práctica y más linda de aprender. Ese “partir” trae muchas más cosas de las que dejamos. Conocer otra gente, otra cultura, otra forma de ver el mundo es algo indescriptible. Es algo tan satisfactorio que algunos, como ciudadanos del mundo, nos hemos hecho adictos.

lunes, 4 de julio de 2011

Carta a cada mujer

Para ellas. Para todas y cada una. Para las excluidas de la sociedad, para las discriminadas y para las discriminadoras. Esta carta es para las amas de casa, las abogadas y las médicas. Para las que nunca tuvieron la posibilidad y para aquellas que dejaron pasar el tren. Para aquellas luchadoras incansables y esas feministas incesantes. Para aquellas que desearían ser hombres y para esas que conocen los placeres de ser mujer.

Desde mi humilde posición de mensajera, vengo a pedirles que se detengan unos minutos a leer, y a reflexionar. Hay algo que anda mal, y no estamos siendo capaces de reconocerlo. ¡Abramos los ojos mujeres!

Estamos en esta situación, en la cual tenemos un pasado duro, donde hemos perdido miles de compañeras en la lucha por nuestros derechos. Compañeras que han dado la vida por nosotras, por sus sueños. Hemos obtenido logros impensados siglos atrás. Todo esto gracias al hecho de estar unidas en la lucha, por pelear día a día, por no darnos por vencidas.

Pero debo decir que después de un pasado tan duro aunque exitoso, tenemos un presente triste. Tristísimo. Me hago cargo de lo que digo. Es en nuestro afán por ser iguales que ellos, que hemos perdido nuestra esencia, nuestra bondad, pero por sobre todas las cosas hemos perdido nuestro feminismo, que es lo más triste de todo.

Es hora de dejar atrás la excusa de que vivimos sometidas dentro de una sociedad machista. Debemos dejar de pensar en eso, porque somos nosotras quienes nos sometemos al mismo tiempo a esa prisión. Somos nosotras quienes decidimos encarnar todo el tiempo el papel de víctimas. Las invito mujeres, a plantearse su presente. A redefinir a los culpables de su situación. Porque, si lo pensamos bien, las culpables solo somos nosotras. Si no comenzamos por respetarnos y a hacernos valer a nosotras y a cada una, no podemos pretender que ellos lo hagan.

Dejemos ese papel de enamoradas tontas, pero no dejemos de enamorarnos. Dejemos el papel de sostén de familia o de ama de casa, o tomémoslo sólo cuando sea por decisión propia. Dejemos de preocuparnos por lo que piensan los otros y ocupémonos de nosotras mismas que mucho trabajo tenemos por delante.

Quiero dejar en claro mi objetivo, el objetivo de este mensaje. Es inútil seguir con el papel de sometidas si somos nosotras mismas quienes nos sometemos. Dejemos de ocuparnos en temas que ya están resueltos, porque lo único que logramos con eso es cuestionar que somos capaces de ocupar el lugar que merecemos y que hemos ganado. Avancemos hacia el futuro con la cabeza bien en alto y las ideas claras, de quienes somos, de por qué estamos acá y porqué merecemos estar acá.

Por último, quiero compartir con ustedes un texto también para reflexionar. Y háganlo con cada aspecto de sus vidas. Piensen realmente si la relaciones que tienen son las que quieren, si la situación en la se encuentran las hace felices, si les brinda algo positivo. Si no encuentran algo bueno, piensen en cambiar algo, en fijar objetivos a corta y larga distancia, sin dejar que la pereza nos gane esta partida que consiste en nuestras vidas. Sepan que cada cosa que se propongan puede ser realidad, que sólo necesitan luchar, necesitan evolucionar..

“Si uno no abandonara a las personas o a las cosas nunca, no tendría espacio en su vida para lo nuevo. Evolucionar constituye una infidelidad a los demás, al pasado, a las antiguas opiniones de uno mismo. Cada día debería tener una infidelidad esencial, una traición necesaria. Se trataría de un acto de optimismo, esperanzador, garantizaría la fe en el futuro, una afirmación de que las cosas no sólo pueden ser diferentes, sino mejores.”

jueves, 9 de junio de 2011

¿Soñar es gratis?


Freud los determinó tan sólo como estados de conflicto, en el cual el inconsciente le gana a la consciencia. Personalmente, prefiero la definición de Borges, cuando expresa que los sueños son modestas limosnas del día. ¿Será que los sueños son el lugar en dónde nos expresamos como queremos y somos quienes anhelamos ser? ¿Será que realmente reflejamos en el sueño nuestros más profundos deseos y sentimientos?

Podemos relacionar a los sueños con nuestros objetivos. Como metas que fijamos a futuro, pero como metas modificables, y no inmutables. Es inaceptable pretender representar a través de estos “estados de conflicto” nuestros sueños frustrados. El sueño no es el recurso de los desesperados, esa es la fe. Reconocemos la fe porque es lo que queda cuando no queda nada, y aparece hasta en los más fuertes o en los más ateos.

Soñar no está mal, desde luego. Podemos soñar que somos superhéroes, villanos o famosos. Podemos soñar que estamos con la persona que queremos estar. Hasta podemos soñar que viajamos al lugar que nos gustaría conocer. Hoy en día hasta se pueden “interpretar” los mensajes que nos dejan los sueños. La herejía es pensar en una vida sin ellos. Éstos son incontrolables, y en parte ese es el atractivo. Pero no olvides que tendremos que despertar en algún momento, y lidiar con la realidad, por más dura que sea.