domingo, 27 de junio de 2010

Un último adiós.

Estoy aquí, donde me dejaste hace días tras cerrar la puerta de un portazo. Presa entre pensamientos y sentimientos que no hacen más que traer tu recuerdo a mi mente. Más de mil veces me dijeron que éramos el uno para el otro, y hasta llegue a creérmelo. Fuimos tan felices que no logro entender que fue lo que nos pasó.
Fría y solitaria, recuerdo cuántas promesas hicimos en vano, cuántas mentiras piadosas sin sentido, cuántas veces me abrazaste para que no tuviera miedo o me sostuviste la mano para que no cayera. Cuántas cagadas nos mandamos juntos, cuántas veces pasamos desapercibidos, pero no nos importó, porque tenernos el uno al otro nos daba fuerza para enfrentar la vida. Las carcajadas que compartimos, hoy me persiguen por la casa, y el timbre suena haciéndome creer que volviste por mí. Tu perfume impregnado en la almohada se complota con la foto que sacamos el último San Valentín para recordarme lo felices que fuimos. Sí, fuimos.
Creo que llegó la hora. Nuestro viaje juntos al fin del mundo llegó a su fin, nuestros sueños se han desmoronado, nuestras ilusiones se esfumaron y todo lo nuestro ya no existe. Nosotros ya no existimos. Se borraron las pisadas, se mezclaron los caminos, por el motivo que fuere nuestro destino se empeñó en separarnos. Mientras mi Dios me dice por detrás estas palabras: “Este adiós, no maquilla un hasta luego, este nunca, no esconde un ojalá. Estas cenizas, no juegan con fuego, este ciego, no mira para atrás. Este notario firma lo que escribo, esta letra no la protestaré, ahórrate el acuse de recibo. Estas vísperas, son las de después. A este ruido, tan huérfano de padre no voy a permitirle que taladre un corazón, podrido de latir. Este pez ya no muere por tu boca. Este loco se va con otra loca, estos ojos no lloran mas por ti”, tomo fuerzas desde donde ya no tengo para decirte… Adiós.

domingo, 20 de junio de 2010

Sin vuelta atrás..

Hace tres días que no paro de pensar y pensar. No paro de hacerme la misma pregunta una y otra vez. Me está matando. Es común que nosotras nos hagamos la cabeza durante una semana con lo mismo sin llegar a una puta conclusión. Por algo, somos mujeres.

Todo empezó cuando alguien, que en este momento no tiene relevancia, me hizo la pregunta que debería haberme hecho hace días. Desde entonces no he parado de preguntármelo a mí misma: ¿hay vuelta atrás? Desde hace tiempo ya, muchos anhelan la posibilidad de volver el tiempo atrás, como dice Ricardo, de “comprar un boleto de regreso al ayer”. Yo, por el contrario, soy una de esas personas que tienen la convicción de que todo lo que pasa, por algo pasa, y de que nada tiene vuelta atrás. Cometemos errores, y a veces llegamos a sentirnos invadidos por el arrepentimiento. Pero ese es nuestro mayor error. Arrepentirnos.

La vida es corta, y si no aprendemos a disfrutarla, llegaremos al final del camino arrepentidos, de haber gastado toda una vida en vano. Por eso, no me arrepiento. De mis errores aprendo, y si tengo que caer mil veces lo haré. Caeré y me levantaré sonriendo. Haré lo que sea, pero siempre para adelante. No miraré atrás, tan sólo porque no tiene sentido. El pasado no se puede cambiar, pero si se puede usar como enseñanza, como experiencia. Hoy aprendo de mis desgracias y de mis cagadas. Después de todo, son nuestros errores quienes marcan nuestro destino.

Fue así, como, después de días de reflexión me di cuenta que no se puede volver atrás. Eso es engañar al corazón.


Algún día les contaré el porque de mis palabras.