jueves, 9 de junio de 2011

¿Soñar es gratis?


Freud los determinó tan sólo como estados de conflicto, en el cual el inconsciente le gana a la consciencia. Personalmente, prefiero la definición de Borges, cuando expresa que los sueños son modestas limosnas del día. ¿Será que los sueños son el lugar en dónde nos expresamos como queremos y somos quienes anhelamos ser? ¿Será que realmente reflejamos en el sueño nuestros más profundos deseos y sentimientos?

Podemos relacionar a los sueños con nuestros objetivos. Como metas que fijamos a futuro, pero como metas modificables, y no inmutables. Es inaceptable pretender representar a través de estos “estados de conflicto” nuestros sueños frustrados. El sueño no es el recurso de los desesperados, esa es la fe. Reconocemos la fe porque es lo que queda cuando no queda nada, y aparece hasta en los más fuertes o en los más ateos.

Soñar no está mal, desde luego. Podemos soñar que somos superhéroes, villanos o famosos. Podemos soñar que estamos con la persona que queremos estar. Hasta podemos soñar que viajamos al lugar que nos gustaría conocer. Hoy en día hasta se pueden “interpretar” los mensajes que nos dejan los sueños. La herejía es pensar en una vida sin ellos. Éstos son incontrolables, y en parte ese es el atractivo. Pero no olvides que tendremos que despertar en algún momento, y lidiar con la realidad, por más dura que sea.

domingo, 5 de junio de 2011

Mainstream vs. Underground

Llega un momento que la excusa de “la inmadurez” no puede ser usada otra vez, cuando cerrar los ojos ya no basta para soñar, cuando callar está mal, y hablar peor. Hemos cerrado tantas puertas como sueños frustrados. La necesidad de aferrarse a algo para sentir que esta vida no es inútil.

Esta visión encuadrada por la “obligación” de realizarnos como estereotipos, de parecernos a ese personaje que tanto admiramos, de tipificar cada cosa a nuestro alrededor y de remarcar lo diferente; sin darnos cuenta que lo diferente es inevitable, que todos poseemos y compartimos diferencias, que gracias a las diferencias podemos darnos el lujo de citar la personalidad.

Los estereotipos que marcan nuestra forma de percibir, de nombrar y de juzgar, no son más que imágenes establecidas por extraños que generan una tendencia de vida. Tendencia que te califica de anormal o loco cuando uno no forma parte del Mainstream, allií donde "el fin del mundo" se convirtió en el lugar más popular, allí donde la gente ya no escucha tango ni jazz.

Nada tiene más sentido del que cada uno mismo le otorga. El carácter inmutable de los estereotipos no es más que “normalidad” establecida. Convención social a través de la cual las mujeres debemos ser amas de casa y madres mientras los hombres, bucaneros insaciables. A través de la cual un nuevo modelo de auto me da “más libertad”, y la ropa que uso determina mi clase social.

Últimamente el Underground está superpoblado. Está corriendo el rumor de que la nueva moda del Mainstream es formar parte de su enemigo más histórico e íntimo, el Underground. Todos no cabemos allí, porque funciona como refugio, pero sólo para aquellos que nunca creyeron que “todo estaba bien”, sólo para aquellos revolucionarios natos.