"...el progresismo argentino no encuentra la vía, ni intelectual ni política para analizar como conjunto, apuntando a un armado político transversal, los grandes problemas nacionales e internacionales. Por momentos, da la impresión que siquiera se lo propone. En el gobierno opera el viejo silogismo peronista:
- el peronismo es progresista;
- todo antiperonista es un reaccionario;
- por lo tanto, todo progresista debe adherir necesariamente al peronismo.
Según esta lógica, ningún progresista debería hoy, por ejemplo, reclamar que el sindicalismo se adecente; que la minería, las finanzas y el juego paguen impuestos; una profunda reforma de Estado, o que el secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno deje de llevar los guantes de box a sus reuniones de trabajo..."
Por último quiero dejar un saludo a una hermana del alma que cumplió los años ayer. Para ella, mis mejores deseos.