domingo, 24 de abril de 2011

Marcas que enseñan..


Todos pasamos por momentos duros en la vida. Momentos en los que nos sentimos sumergidos dentro de un hueco profundo, sentimos que es imposible estar más abajo. Tocamos fondo. Allí donde absolutamente todo nos afecta, las palabras llegan hasta el fondo y donde las malas situaciones nos hacen estallar de bronca y tristeza. Todos llegamos al fondo, lo bueno de esto es como muchos dicen, más abajo no se puede ir. En algún momento hay que volver a empezar y volver a subir.

Estos momentos de nuestra vida son los momentos que más nos marcan de por vida, son los que nos convierten en personas más fuertes, son los que nos hacen madurar, a veces a los golpes. Son aquellos momentos en los que crecemos como personas. Es ahí cuando entendemos muchas cosas. Porque la melancolía es sabia. Porque las lágrimas entienden mucho más que simplemente dolor.

Aceptarnos como somos es lo fundamental. Porque la mayoría de las veces no buscamos nuestra propia aceptación, buscamos la del resto, y no me refiero a la aceptación de cualquiera en general, si no de específicas personas que marcan nuestra vida y nuestro destino. Sentimos esa estúpida necesidad de conformar a esos otros con nuestra personalidad, nuestros actos. La aceptación debería ser una consecuencia de la personalidad, no al revés. Y si mi personalidad no logra la admisión, debería ser algo con lo que puedo lidiar.

Poco es el tiempo de felicidad que vivimos comparado al de una vida completa. Pero sentarse a esperar que por fin ese momento feliz se lleve a cabo es desperdiciar la vida. Salir a vivirla después de todo no es tan mala idea. Cada situación difícil que viva va a marcarme más que cualquiera rutinaria, va a marcar mi personalidad, mi forma de pensar y de ver la vida. Son marcas que le dan un giro a tu filosofía de vida, marcas que duelen pero que sanan. Marcas que enseñan.

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