domingo, 2 de octubre de 2011

Limitados los ilimitados

¿Será que realmente existe la independencia? ¿Será que no existen limitantes de nuestra libertad? Mi propuesta hoy es reflexionar acerca de cuan independientes somos realmente, de cuan libres somos. Es que si pensamos en libertad, nuestro primer stop es la sociedad. De ahí el famoso dicho: “nuestros derechos terminan en donde comienzan los del otro”.

Los límites determinan nuestra forma de vivir, de pensar y hasta de hablar. Es que cuando hablamos, construimos nuestro discurso a partir de los discursos de los otros, utilizamos las palabras que hemos escuchado de otros y creamos nuestro punto de vista a partir de las ideologías de otros. Estamos limitados lingüísticamente por naturaleza, y esto sucede con cada aspecto de nuestras vidas.

Partiendo de la idea de vivir dentro de los límites, están quienes tienen miedo a sobrepasarlos. Están quienes han aprendido en su vida a respetarlos y romper con esas cadenas significa una aberración. Están aquellos quienes a través del tiempo, han aprehendido a vivir con ellos, aquellos quienes las costumbres y la rutina limitan su vida. Muchas veces es el miedo a lo nuevo quien nos limita a seguir nuestros sueños. El miedo a dejarlo todo, a jugarse la vida, el miedo a perder lo que tenemos, o hasta el orgullo son también limitantes naturales.

Es que dentro de esta sociedad en la que vivimos, nos acostumbramos a llamar corajudos a aquellos que siempre hicieron lo que quisieron, que nada los detuvo y que lograron conseguir lo que soñaron, aquellos quienes nunca cesaron de imponerse metas y de cumplirlas. Nos acostumbramos a admirar a esas pocas, pero existentes personas. Aprendimos a envidiarlas desde la comodidad que la vagancia o la rutina nos proporcionan. Sin saber que cada uno de nosotros puede ser uno de ellos. Todos, de una forma u otra, sufrimos de los efectos que provocan en nosotros los límites. La diferencia es que algunas personas saben cómo jugar con ellos de forma que no afecten nuestros objetivos. Algunos no le tienen miedo a las consecuencias, saben que habrá más límites que respetar más adelante y más consecuencias con las que lidiar, y que en cierta forma romper los límites es liberarse, es evolucionar.

Si volvemos algunas décadas atrás, y viajamos a través de la historia, podemos encontrar situaciones y circunstancias que nadie se hubiese permitido considerar en determinados momentos. Pero siempre hubo un valiente, un rebelde que rompió con los esquemas de la época. Es gracias a ellos que hoy podemos hablar de homosexuales, de feministas y de diversidad multicultural, entre otras cosas. Considerando el estado de la sociedad actual, algunos le llamarían involución del hombre, yo prefiero, para bien o para mal, evolución.

Personalmente, tuve la suerte de conocer a una de esas personas,a una de esas valientes.. y es a ella a quien le dedico hoy este texto..

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